Esta tarde espero acercarme con calma a Camille Pissarro en el Museo Thyssen, sin más «Impresiones» a mi alrededor, solo las suyas. Pissarro fue el miembro del célebre grupo de artistas que con más intensidad trató de mantener el grupo unido y de comunicar sus puntos fuertes, ya que verdaderamente creía en la fuerza de toda aquella unión de talentos. Un pintor con los pies en el suelo, retratista del campo y de las gentes que lo trabajan. Bien puede compararse a Pissarro con el ilustrador de un periódico pues lo que la cuenta está sucediendo, es como pintar en gerundio, imágenes sencillas de la vida de finales del XIX. Espero de Pissarro adentrarme en La Rue Saint -Honoré, el cuadro en el que se refleja el bullicio y donde al fondo, los carruajes me dicen que París no termina, se extiende entre una cortina de luz vainilla y azul. Hablando de cortinas… Esta semana publicaré una divertida reflexión en la que hablo muy en serio de unos espacios clave en los procesos de comunicación actuales. Los probadores. Espero ser capaz de sorprenderos
Foto. Detalle Rue Sain-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia (1897) por cortesía del Museo Thyssen.
8 respuestas
Estupenda exposición, Leticia. No olvidemos, no obstante, que Pisarro fue siempre un anarquista. Políticamente, y vitalmente. Su estancia durante dos años en Venezuela (a los veinte años), donde solo pinta naturaleza, imbuido en la naturaleza, sin academicismos, solo por instinto, siempre contra la opinión de sus progenitores en cuanto a dedicarse a la pintura, hacen de él un pintor poderoso, con criterio propio, nada influenciable, sino, al contrario, que influirá en otros contemporáneos como Monet, Gauguin o Cézanne, y esto entre los impresionistas es algo poco común.
El Museo del Banco Central de Venezuela recuerdo que tiene maravillosos dibujos de Pisarro, realizados en una época de juventud, en el que podría ya considerársele un maestro del Realismo. Recuerdo que en casa del Presidente del Banco Central de entonces, Antonio Casas, a las afueras de Caracas, tuvimos ocasión de ver también fabulosos dibujos naturalistas de Pisarro (cinco o seis, creo recordar), a plumilla y en acuarela…
Lo interesante es que Pisarro en Venezuela aprende a pintar rápido, ya que al hacerlo en medio de la naturaleza, la luz cambiante le hace tener que trabajar sin detenerse mucho, lo cual no obsta para que pinte con detalle (hojas, flores, plantas), como luego hará en su madurez en París, con sus calles empapadas (vehículos, transeúntes, farolas, quioscos), con detalle y frescura poéticas, transmitiendo siempre la esencia nostálgica parisina.
Por eso creo que hay una gran diferencia entre estos dibujos de juventud, naturalistas y selváticos, y los parisinos contemplables en el Museo Thyssen, donde, acomodado desde su habitación, pinta tranquilamente desde su casa, mirando por la ventana, transmitiendo esa quietud húmeda y fresca que siempre tiene París para sus expectadores.
Gracias por la recomendación, Leticia.
Gracias por acercarnos el arte.
No conozco mucho de este pintor la verdad, pero me gustan sus detalles y hay una obra en especial que me llama la atención por la serenidad y paz que me transmite, «El puente de Charing Cross, Londres» ¿qué opinas de esta obra?
Querida hija: Nos encantaron los videos sobre Marc Chagal