No entres, no hay NADA

Fue en 1958, dicen que las seis y media de la tarde, cuando nuestro amigo Ives Klein habló por primera vez de “La arquitectura de aire” ante el estupor que levantó tal invención decidió mostrarlo con un ejemplo. “Le Vide” (el vacío) y aquí ponemos un asterisco en la historia del arte reciente, pues “Le Vide” fue la primera muestra de arte invisible que conocemos.

Y teniendo en cuenta que El faro de Hopper no se conforma con las primeras visiones quiere sumergirse un poco más: Arte Invisible ¿Qué rayos es esto…? Pardiez! (si no lo digo reviento)

Resulta que el Arte Invisible basa su “no visible presencia” en la sí existencia de una presencia artística que se percibe y vislumbra en el espacio. Así que “Le Vide” no era solo una habitación en la que las paredes fueron sustituidas por corrientes de aire, sino que también fue un modo de expansión del espíritu artístico y una vía formidable para estimular la imaginación del espectador, que es este caso no ve nada, pero intuye, siente, se ríe del arte o de sí mismo si procede.

 

 

A los que dejaron a Klein experimentando en su formidable azul, que sepan que además se atrevió con la NADA…o el TODO …según se mire.

 

Seguimos, si esto nos parece una excentricidad, ¿Cómo iba Warhol a desaprovechar esta oportunidad de provocar? En pleno corazón de los 80, (1985) dicen que a las cinco menos cuarto, Andy Warhol creó “Escultura invisible”. Se trataba de un pedestal vacío sobre el que reposaba la huella del propio Warhol, ya que él mismo había estado subido al pedestal un largo rato (¿Comiendo un plátano tal vez?). Tras bajarse del pedestal la rodeó de cámaras que detectaban el movimiento, lo que significa que el único lugar en el que se podía uno mover sin que saltasen las alarmas era precisamente encima de ese pedestal (una forma de hacer real su idea de los “15 minutos de gloria que todos necesitamos”) desde luego Andy Warhol siempre fue coherente con sus planteamientos artísticos y esto  fue una prueba más de ello.

De todos modos, el afán de ir a la esencia es una práctica que artistas de todas las disciplinas (pintura, música, literatura) han ido puliendo a lo largo de los siglos. Por ejemplo, Zurbarán esquematizó la pintura  sacra hasta tratar de llegar al sentir religioso, desnudando sus obras de la opulencia de los símbolos del poder o estatus. Picasso descompuso en planos para unirlos de nuevo en una realidad más limpia, sencilla, en la que precisamente era el espectador quién componía la figura e incluso al mirar, corregía la perspectiva invertida del cuadro. Alberto Giacometti vaciaba las esculturas para  mostrar lo que el hombre lleva dentro, la estructura de su cuerpo, de su pensamiento y de su intención , como sucede en “El hombre que camina” (sin zapatos, sin tierra, sin masa corporal, casi sin expresión) pero ¿A qué podemos intuir su sentir, su desasosiego  o su afán de seguir caminando aunque sea sin rumbo definido?

 

 

Más allá de exposiciones, el puro Arte Invisible no se queda solo en las galerías o en la mente del artista, y resulta que sí tiene hueco en el mercado. Esto el faro ni lo aplaude ni lo juzga ¡dos veces Pardiez! pero lo observa…(mientras prepara una investigación sobre el mercado del arte).

Volviendo a lo invisible,  En 2011 la obra “Aire fresco” que resulta que solo existe en la imaginación de su creador fue adquirida por un coleccionista por cerca de 10.000 dólares. ¿Qué se llevó a casa? imagínate…¿Un certificado? tal vez algo que estaba muy cercano a la NADA…pero tú,  buen amigo, al que agradezco de corazón el tiempo que te tomas para explorar conmigo, no te quedes solo con lo que te cuenta este faro. Léelo, disfrútalo pero salta de sus páginas a otras realidades que tal vez, no se ven…Museum of Non-Visible art