Precisamente, la primera visita guiada de El faro de Hopper fue a una exposición de Doisneau. Estoy deseando volver a mi vida, como tú (sin corona virus a la vista) Pero mientras, estoy encantada de poder acompañarte un ratito cada día con «Lo bello de la vida a través del arte» ¡Vamos allá! pronto volveremos a ser libres.
«Piscina, 1960»
Muy probablemente, lo más conocido de Robert Doisneau sea su fotografía humanística. Sus magníficas crónicas en blanco y negro de la vida en París, sobre todo durante y después de la Segunda Guerra Mundial. No en vano, Doisneau fue miembro activo de «La Resistencia» durante la ocupación alemana de la ciudad, documentando como fotoperiodista la liberación de París en 1944.
Pero hoy vamos a dar un salto a los luminosos años sesenta, concretamente una ciudad residencial creada para el ocio en el desierto de California.
Te dejo con esta preciosa sonrisa, con el encantador optimismo de ese gorro floreado (que mi madre lucía con tanta gracia en su juventud) y a continuación te doy más detalles.
Robert Doisneau viajó a Estados Unidos para cumplir un encargo de la revista Fortune. La serie de fotografías “Palm Springs” que iban a formar parte de un amplio reportaje que ilustraba la construcción de modernos campos de golf en esa localidad del Valle de Coachella (hoy famosa por sus conciertos) Lugar en el que la opulencia de la sociedad de consumo americana en contraposición con ciertos valores tradicionales dio a Roberts Doisneau la opción de ser un tanto irónico, alejándose en este trabajo del toque tierno y humorístico de sus fotografías de la sociedad de París de décadas anteriores.
Imaginemos una tarde cualquiera de 2007 al director del departamento de fotografía de la revista Fortune encontrándose esta foto en una caja que contenía un revoltijo de fotografías de Doisneau que parecían olvidadas.
Cómo debió iluminar el oscuro archivo del cuarto de documentación esta sonrisa juvenil. Este momento cálido de absoluto disfrute, este momento exento de preocupación. Comparto su emoción al rescatar este trabajo tan peculiar del reconocido fotógrafo francés.
Esta imagen me traslada a una tarde del mes de julio, al momento en el que, avanzada la tarde, el calor ya no aprieta. El sensual letargo que producen las altas temperaturas cede a una agradecida sombra, aunque el agua permanece agradable para el baño.
De hecho, te diría que es el momento perfecto para un chapuzón antes de activarte socialmente, de charlar, de tomar algo, porque apetece quedarse en ese jardín, al borde de la piscina hasta el anochecer.
El perfil protagonista, (la joven de la sonrisa) representa el estilo de vida americano acomodado y alegre. Ella, como una Venus «made in América» con los labios pintados y un aire de colegiala mimada por sus padres y por la vida, nos habla de la promesa de la juventud que experimenta su apogeo durante los largos días de verano.
La chica del gorro de baño aporta con su floreada cabeza un toque divertido y su naturalidad contrasta con la pose de la chica principal.
La escena avanza con sofisticada tranquilidad hacia una profunda perspectiva lineal que nos muestra la piscina con tres personajes de fondo en desenfadadas actitudes, con una moderna casa de planta baja como cierre coronada por palmeras.
Contemplando esta escena, uno siente el silencio del desierto si acaso roto por el sonido del alegre tocadiscos que están a punto de poner. Nada de lo que aquí suceda puede ser desagradable, pues esos colores pastel que transporta el aire californiano no lo permitiría.
«Al final de su vida, mi padre decía que si hubiera tenido la posibilidad de volver a hacerlo todo, lo hubiese hecho en color” (Francine Déroudille, hija de Robert Doisneau)
Pero en la década de los 50´y los 60´el material para fotografiar y revelar en color aún resultaba muy caro, y además no se sabía el tiempo de supervivencia de las imágenes realizadas con esta nueva técnica.
Volviendo al ambiente que emana de la imagen, ¿Cómo crees que sonaría? ¿Qué podría haber sonado en su tocadiscos? «It´s now or never » de Elvis Presley, el desgarrador «I´m sorry» de Brenda Lee, o el vibrante «Walk, Don´t Run» de las guitarras de The Ventures; Quién sabe. Cuántas buenas conversaciones en una tarde de piscina y cuántas confidencias…por supuesto.
No hay duda de que Robert Doisneau hizo de París su estudio fotográfico. Este cazador de instantes recorrió la ciudad de día y de noche con su mítica RolleiFlex; la cámara con la que creó sus series de niños jugando en las calles, las jocosas escenas en torno a los gendarmes (pues parece ser que Doisneau no se llevaba del todo bien con la autoridad) y por supuesto sus conocidísimas fotos » El beso de L´Hotel de Ville, 1950″ (un posado para el que no tengo reproche alguno) y sus divertidos retratos de Pablo Picasso «Los panes de Picasso, 1952»
Pero yo hoy quería rescatar algo especial, quería volver a un momento que añoro. Porque tú y yo sabemos que las fotografías llevan consigo un aroma a lo que fue nuestro, a lo que el tiempo no puede borrar. Da igual si en ocasiones te quedas sin palabras recordando, a mi también me ha pasado. Por suerte, nuestra voz interior ,es siempre más sabia.
Volvemos mañana; Un abrazo desde El faro de Hopper.
«Describir es destruir, sugerir es crear» (Robert Doisneau)
Si quieres disfrutar el primer capítulo de la serie «Lo bello de la vida a través del arte» aquí te lo dejo. «El Amanecer, con Claude Monet»
Excelente proyecto, me encanta. Felicidades y gracias por ilustrarnos y enseñarnos, a través del arte, lo maravilloso que es la vida. Siempre he creído que la historia la escriben los artistas.
Gracias amigo, es un placer tenerte en el faro