Qué promete y cumple, porque con menos de 30 años, Inés Maestre ya cuenta con una trayectoria artística reconocible y en evolución.
No digo «una sólida trayectoria» digo a propósito «en evolución» porque esto es lo mejor que le puede pasar a un artista vivo. Estar en ello, crear en gerundio, ya que ahí es donde brilla la promesa, donde reside la esperanza.
Hoy «Lo bello de la vida a través del arte» explora los albores de la juventud con Inés Maestre, esa época en lo que, para casi todo, es tu primera vez.
Acompáñame a través de sus obras. Avanzaremos como lo hace la vida, por orden cronológico, desde sus trabajos en torno a la adolescencia hasta los que pude ver en directo cuando charlé con la artista en «Fina Estampa. Ilustración y moda» en el Museo ABC
De momento, olvida que eres adulto
No cuesta tanto, el adolescente que fuiste sigue vivo, y sino, observa.
Las ilustraciones de Inés Maestre se mueven en varios ámbitos, en varios momentos vitales. Algunas están estrechamente ligadas a la moda, ya que la artista estudió Diseño de Moda y trabajó en Inditex, aunque durante una temporada, eligió Londres para explorar nuevos horizontes.
Hasta hoy, Inés Maestre, ha puesto su talento en proyectos de marcas de moda como Armani, Marc Jacobs o Balenciaga pero también para insignias de otros sectores que bien valoran la estética, como Citröen, ¡Y lo que ha de venir! porque es una artista y una persona dispuesta a experimentar y a utilizar todo lo que aprende en un proyecto como trampolín para otros, pura inteligencia práctica con una fina sensibilidad.
Cuando la compraran con Edward Hopper; Inés Maestre reacciona con alegría y modestia :
«Ya me gustaría pintar como él» –dice-
Cierto es que la melancolía de algunas de sus obras pueden recordar a la del artista americano, aunque mientras Hopper suele retratar el desencanto de la mediana edad, Inés Maestre nos muestra más en detalle la incertidumbre de la adolescencia.
Melancolía e incertidumbre… qué alejadas en el tiempo están y sin embargo en cuántas ocasiones coinciden. Si tengo que elegir, hoy encuentro más fuerza en la incertidumbre, porque me mantiene alerta.
Precisamente en la adolescencia y la primera juventud, empieza uno preguntarse quien es, al margen de los roles familiares y escolares, y quien quiere uno ser.
En ocasiones se reacciona con euforia, que nos lleva la acción y en ocasiones con duda y auto crítica, que nos lleva a la instrospección.
Y sí, es a veces un milagro llegar cuerdo a los 25 tras esos altibajos emocionales que por otro lado es maravilloso experimentar.
Etapas que empiezan y terminan; el primer romance, el primer noviazgo, la primera intimidad (sexual y emocional) EGB; BUP (de los tiempos mozos del faro) la Universidad, uno siente que todo son épocas, rayos de luz que pasan demasiado deprisa, dejando apenas un rastro que la monotonía intenta ahogar si tú no se lo impides.
Inés Maestre admira el trabajo fotográfico de Diane Arbus, y su osadía al atreverse a transgredir la idea clásica de la belleza o de la identidad, algo que parece estar ya superado, o tal vez no.
¿Hoy no hay tópicos o imposiciones estéticas?
Creo que a veces, parece que se nos pida una incesante exposición, la representación de nuestro drama personal en sesión continua, y añadiendo un hastag, por supuesto… a veces hay tantos hastags, tantas interrupciones absurdas que parece que nos falta el aire.
«Cuando eres adolescente lo más importante eres tú, porque crees que no vas a envejecer nunca» (Inés Maestre)
!Maldito acuerdo! Pero es el pacto justo de la vida, y sin embargo, reconócelo, qué gusto cuando tienes 16 y crees que nuca tendrás 25 y cuando los tienes y crees que nunca tendrás 35 , ni 46 y mucho menos 50. Y así suma y sigue.
Es tan poderoso el sentimiento del presente que merece la pena congelarlo y conservarlo. ¿No crees? No es soberbia, jamás es soberbia, es el sano pálpito que nos hace querer sacar más jugo a nuestros días, y precisamente ese jugo se exprime y se bebe con más avidez en la juventud, a no ser que decidas seguir disfrutando el néctar de los días también ahora.
Los trabajos más reciente de Inés Maestre, los que pude conocer cuando charlamos en 2018, superan la adolescencia y nos llevan al mundo de las relaciones sociales y profesionales, al momento de formar parte de algo más grande que tú mismo, a formar parte de un proyecto que depende de varios.
En estas escenas, la melancolía se queda en el fondo de la bolsa de deporte para ser sustituida por una nueva motivación; La que cada día acude al despertar de quienes quieren dejar su huella visible en el mundo.
Hay intención, hay movimiento y en la mayoría de estas escenas las protagonistas son mujeres.
Mujeres en las que confluyen varios tiempos, ya que estéticamente, estas imágenes podrían pertenecer a los años 70´ a los 90´ o a nuestro momento actual, en el que muchas tendencia confluyen. Los colores han ganado brillo, hacen aguas, y la escena vibra al ritmo de sus protagonistas.
Pero tanto en su etapa centrada en la adolescencia como en las que ahora la ocupan, Inés Maestre quiere ser relevada por el espectador. Al fin y al cabo, un asunto no resuelto siempre se convierte en un gran asunto, y el que mira, percibe ya sea la inquietud o la seguridad de los personajes.
«Prefiero no ofrecer un por qué muy perceptible; Solo quiero que se transmitan ciertos sentimientos y que el espectador llene los huecos con sus propias ideas o vivencias» (Inés Maestre)
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ME GUSTA !! SUS OBRAS TIENEN LUZ,LUZ DE UNA TARDE DE VERANO…