Pero lo primero que habrá que saber es «¿Cuándo te casas?» y sobre todo ¿Con quién?
Paul Gauguin se tomaba la vida con cierto aire jocoso, se nota sobre todo en sus autorretratos. Su intenso espíritu lograba derretir la pintura para luego solidificarla. Mañana, 3 de julio y hasta el 14 de septiembre su «Nafé Faaipoipo» (¿Cuándo te casas?) nos espera exultante de exotismo en el Museo Reina Sofía
«Nafé Faaipoipo» se colocará junto a Vincent van Gogh, con quién Gauguin tuvo una relación complicada pero también momentos de amistad. El Museo Reina Sofía cuelga el cuadro en presencia de los medios, entre los que se encuentra este faro. Un momento para recuperar la voz del artista que con apenas 20 años ya casi había recorrido el mundo y que formó parte del equipo de hombres que construyó el Canal de Panamá.
Cuánta complicidad encierra esta escena, concebida con grandes manchas de color plano que se extienden por el lienzo generando casi una fusión térmica. La historia está en las miradas de sus protagonistas y en esa tensión que flota en el ambiente ¿Te has fijado en qué mientras una tahitiana viste a lo europeo la otra lo hace al estilo isleño? . Resulta maravilloso cómo Gauguin construye a estas dos muchachas como si fuesen esculturas de madera. Dos tótems femeninos que plantean una pregunta casi universal.
Sin embargo, el lenguaje con el que se desmarcó del Impresionismo surgió durante su estancia en la Bretaña francesa, dónde llevó a cabo algunas de sus obras más audaces. Fue precisamente en estas obras anteriores a Tahití, en las que Paul desafió las reglas del color y de la narración pictórica.
¿Mujeres bretonas contemplando la lucha entre el bien y el mal? Así es, y todos, humanos y seres de otro mundo juntos en un mismo cuadro en el que el color los separa y de paso, abre la brecha del Expresionismo ( de la que van Gogh también es responsable)
¿Y qué me dices del Cristo amarillo? Si esto no es Fauvismo ¡a mí que me registren! El color es libre, no responde a la naturaleza ni a la influencia de la luz sino al gusto visceral del artista. ¿Choca o desagrada? …sencillamente fascina, incluso mantiene el tono solemne de la pintura religiosa clásica. Pero aquí, Cristo es amarillo, como el campo, ¿Es un mensaje de Gauguin sobre la naturaleza humana de la religión?
Lo más divertido de Paul Gauguin en la visión inocente y fantástica que tenía de sí mismo, no en vano, él forjó el mito del artista aventurero y audaz, para el que el matrimonio nunca fue el mejor estado…(Fíjate en este autorretrato de 1889) Paul se ve a sí mismo como un ser rotundo, universal, capaz de pervivir al paso del tiempo, y así se pinta, con esa mirada bohemia de la que nunca se desprendió.
Al contrario que van Gogh, Paul Gauguin abrazaba la incertidumbre, se regocijaba en la improvisación vital y en ello se incluye posar junto al Cristo amarillo, porque el artista, un ser divino es…
Sus obras son luminosas e intuitivas, más allá del componente simbólico e intelectual. Por eso como Van Gogh tiene el favor del público. Eran intensos, soñadores a través del color, mostraban su impronta vital a través de esos maravillosos campos de color tan contrastados. La realidad se ve plena pues se ve la individualidad del sujeto que hay detrás. Fascinante, simplemente atractivo es esa sencillez tan tan engañosa
Absolutamente genial!!! Ahora la pregunta… ¿Se casó o no se casó?
jajaja, eso es lo bueno de este cuadro, la respuesta queda abierta…allá en la Polinesia…
Querida Leticia: Te veo de lo mas puesta, pues este cuadro revoluciono todos los medios. Un abrazo