El Art decó es altamente seductor. Por esquemático, por sinuoso, por refinado, por moderno, y aquí me paro…Pues lo mejor está por venir y lo vamos a disfrutar en este artículo. Cómo adelantó el faro en su sección de exposiciones imprescindibles «3 razones para» el Art déco vuelve a estar de moda. La Fundación Juan March, nos coloca frente a la última gran tendencia del siglo XX, pero el Art déco ¿Es arte o es diseño?
Para responder esta pregunta plantearé otra, ¿Importa resolver esta incógnita? La separación tradicional entre las «bellas artes» y las «artes decorativas» me deja un poco fría. Prefiero centrarme en que el estilo Art déco es la narración plástica de los primeros años del siglo XX y sobre todo es la materialización de los deseos de aquella sociedad. Deseos de modernidad, de un lenguaje genuino trasladable a la vida diaria, es decir, fuera de los circuitos de arte tradicionales, fuera de los museos. Un estilo trasladable al hogar, al tuyo y al mío (eso sí, muy elitista, pues estaba solo al alcance de la burguesía empresarial capaz de darse caprichos) ¡Viva el lujo, y quién lo trujo!
Pero antes de seguir os cuento algo que aprendí no hace mucho ¿Es lo mismo Art Nouveau y Art déco? No, El Art nouveau es equivalente al Modernismo, que va del 1890 al 1910, memento en el que arrancan las Vanguardias y el Cubismo. El Art déco, tema que nos ocupa, nace en las primeras décadas del siglo XX, vive su apogeo durante los años 20 y 30 y se aplica sobre todo a objetos (muebles, joyas, moda, cartelería, diseño). Podríamos localizar los primeros inicios del Art déco en la decoración exterior del Palacio Stoclet (Bélgica) diseñado por Josef Hoffmann entre 1905 y 1911.
El Art déco, elitista, va a tener que competir con La Bauhaus, que aboga por elementos prácticos de inspiración industrial. Es como si La Bauhaus fuese Ikea y el Art déco un renombrado decorador, diferentes conceptos que a veces comparten público ( de hecho en el apartamento de Poirot ambos estilos conviven) No podemos olvidar que está arrancando un nuevo siglo y si algo se valora es la Novedad.
Precisamente la muestra de la Fundación Juan March (hasta el 28 de junio) es excelente no sólo por la exquisited de los objetos que la componen sino porque explica las distintas fuentes de las que nace el Art déco. Por ejemplo, los Ballets Rusos. Cuando Serguéi Diáguilev llegó a París en 1909, con sus ricos y resplandecientes vestuarios y decorados despertó el fervor por lo exótico. Por su parte, Paul Poiret revolucionó la moda al liberar las cinturas femeninas del corsé y tras ese hito (que todas le agradecemos) creó un taller de diseño del que surgieron ideas frescas enfocadas a vestir a una nueva sociedad. Lavin y Cocó Chanel entendieron a esta renovada mujer, activa, inteligente y que ansiaba ser dueña de su vida. Esta mujer, que se arrancaba la piel muerta de los viejos tiempos, practicaba deporte, viajaba, exploraba y cortaba con el pasado luciendo peinado «a lo garçon». (Y así de chic eran aquellas clientas de Hércules Poirot que le pedían discreción al exponerle su caso)
¿Nació en Art déco en un lienzo? Pues casi, la mayoría de los decoradores del movimiento comenzaron como pintores, con estilos impresionistas o fauvistas. También la mayoría de los arquitectos de la época trabajaron en estrecha colaboración con pintores. ¿Y qué revolucionó el arte antes de la Primera Guerra Mundial? sin duda, El Cubismo. El rompedor lenguaje de Picasso, Braque y Juan Gris se contagia a diseñadores y decoradores como Jean Dunand y André Mare.
Pero el mundo se precipita en un acto de movimiento continuo y de energía dinámica. Así veía su sociedad Charles Édouard Jeanneret, a quien conoces como Le Corbusier. La revistas que dirigía, L´Spirit nouveau, llevó a portada mecanismos de autos y otras audacias del momento que se equiparaban con maravillas del arte como Partenón. Esta equivalencia Clasicismo-Modernidad dotó a las publicaciones de la época de un refinamiento y frescura exquisitos.
Precisamente uno de los vehículos de esta modernidad fue la cartelería, que se erigió como formato ideal para transmitir al público la idea de libertad y aventura y evolucionaron como potentes herramientas de venta. No olvidemos que lo que vende un cartel no es un objeto, sino una idea, y lo que vende un vestido o un perfume no es un atuendo o un aroma, sino un estilo de vida.
Los decoración de interiores estuvo marcada por la importancia de las telas como elemento fundamental para crear ambiente (Cómo sucede hoy día) y por el uso de materiales nobles como las maderas, las lacas japonesas o la novedosa técnica de la dinanderie, que consistía en esmaltar cobre para conseguir un acabado parecido al de la cerámica. Técnica que usó Dunand para realizar jarrones. También fueron tiempos de gloria para el arte de la encuadernación de libros, lo cierto esque el movimiento Art déco se convirtió en el escenario ideal para que muchos artistas combinaran sus distintas habilidades.
La fotografía fue otra de las joyas de este estilo, sugerente, sensual y sobre todo distante, no se buscaba la empatía sino que los retratados pareciesen inaccesibles y enigmáticos, como refleja el trabajo de Man Ray.
¿A qué apetece envolverse en este atrayente estilo? Aquí te dejo aquella carátula de Poirot que despertó mi apetito por el Art déco…ya me cuentas si hace lo mismo con el tuyo.
*El faro de Hopper agradece a la Fundación Juan March su ayuda para este artículo
La mar de bien explica y sintetiza vosté!
Me gusto mucho: Me parece muy bien redactado y me aclaro dudas que tenia sobre los dos artes.
Buen artículo.
mil gracias