Este es el primer artículo de arte en el que no voy a mencionar ni artistas ni obras.
¿Por qué seguir leyendo? te preguntarás. Pues porque voy a hablar de ti y de mi. Voy a hablar del espectador ( si eres artista recuerda que también eres espectador) Y porque al final de este viaje te contaré una anécdota de «abuelos y curvas» que ilustra muy bien mi presente alegato.
Tras otra edición de ARCO y de ArtMadrid y a base de visitar Galerías del mundo (todas las que buenamente puedo) mi sensación personal es que innovar es difícil. Y calar en el público aún lo es más. Pero creo que el proceso más complejo no se produce en el estudio del artista sino en los ojos del público.¿Nos da «palo» mirar el arte contemporáneo?
La gente pasea, la gente charla, no muy alto, no vaya a ser que… pero si te colocas al lado de un grupo que observa una pieza contemporánea podrás escuchar: «Bebe de las influencias de tal artista o tal escuela» «Usa los colores como lo hacía ….»
Y me doy cuenta de que cuando observamos arte contemporáneo, aflora en nosotros la necesidad de relacionarlo con el arte antiguo, esas obras clásicas que ya forman parte de nuestro archivo interior. ¿Es esto correcto? Por supuesto, al ver algo nuevo es emocionalmente lógico enlazarlo con lo que ya hemos visto, con lo que nos es conocido. Además el arte se inyecta de influencias de una y otras épocas con lo que sería absurdo y triste mirar algo nuevo sin referirnos a lo anterior. Sin ir más lejos, hace poco exclamé ante una escultura en ARCO: ¡Es un Goya en madera!
Piiiiiiii, Ha dicho usted «Goya» y quedamos en no mentar ni obras ni artistas
– ¡Cierto! ¡cuesta no hacerlo! (pero quién hace la regla, hace la trampa..)
Pero volviendo a ti, lector y espectador. Sé sincero contigo mismo. Cuando te plantas ante una obra contemporánea que no conoces ¿Cómo la miras? ¿Con ojos de ayer o de HOY?
A veces da reparo opinar ¿Se notará que no sabemos mucho? ¿Se notará que no sabemos NADA? ¿O qué no hemos leído o viajado lo bastante?
Te lo voy a simplificar para ahorrarte una terapia. ¿Sabes mirar? Pues ya sabes ver arte contemporáneo y por tanto ya la puedes sentir y disfrutar, incluso aunque a veces lo que te genere sea rechazo.
Es precisamente eso lo que busca el arte: conmover, disturbar, sorprender, tocar dentro de ti, y sobre todo el contemporáneo, que en la mayoría de los casos ya se ha despojado de la función meramente estética que siglos atrás se atribuía al arte. ¿El arte sirve para crear belleza? «servir», no sirve para nada ¿O sabes decirme la utilidad de un poema? el mundo giraría sin él y seguiría saliendo agua caliente de los grifos pero, queremos pintura, escultura, arquitectura, queremos poesía. Cada obra, es la voz de su artista, y es también una nueva oportunidad para que cada espectador pruebe a entregarse a través de una nueva mirada, sin excusas. Visto así, el arte puede revitalizar el espíritu, aportar ideas, remover sensaciones. Conmigo lo consigue, me anima a explorar más, a escribir más y, si cabe, a disfrutar más de la vida.
Y ¿Con qué órgano se aprecia mejor el arte contemporáneo? ¿Con el corazón o el cerebro? Pues mira, yo empezaría con los ojos y de ahí en adelante. No siempre hay que tratar de buscar un mensaje oculto y sublime en las obras. La aproximación fluye si nos fijamos en la textura, el color, el ritmo, la forma, el soporte, el tamaño ¿El tamaño importa? Importa y mucho, pues uno no se aproxima de igual modo a una miniatura o a una obra a gran escala. Para examinar la primera nos acercamos mientras que para contemplar la segunda tomamos perspectiva. Y luego se abre el debate de lo que es ARTE o de lo que no debe ser considerado como tal. Es un debate recurrente, pero no por ello poco interesante, es un debate divertido y sobre todo inconcluso, como esa obra en la que una dama renacentista esboza una media sonrisa que tantos misterios encierra..(ya sabes, hasta aquí puedo escribir)
Si sabes de arte antiguo, de arte moderno, si sabes de materiales, de historia, de mitología, de geografía, te felicito, y lo digo sin ironía. Nunca banalizo «el saber» porque es fruto del esfuerzo y además me complazco en anunciarte que Sí, que vas a poder establecer valiosas conexiones entre tus conocimientos y la obra de arte contemporáneo.
Sin embargo, la parte más genial de esta historia, es que si no sabes mucho de todo esto estás igual de capacitado para mirar, explorar y sentir.
No olvides que si quieres tienes acceso a mareas de buena información con un solo click. No olvides tampoco que las instituciones y ferias de arte contemporáneo editan materiales prácticos para que puedas orientarte en tu visita y sobre todo, RECUERDA que, salvo en casos muy extraños, el artista, en una tarde como esta, se puso a crear sin miedo a ser visto, por lo que tú tampoco tienes que tener miedo a mirar.
Entonces ¿Puedo decir de una obra «me gusta» ó «no me gusta? . Pues claro Querido/a ¡Faltaría más!….pero si la miras dos veces, si la miras con nuevos ojos, tan solo disfruta explorando si tus sensaciones hacia ella evolucionan.
¿Algún otro consejo faro? que vayas y mires, que lo mires todo, lo antiguo, lo moderno, lo de hace tres siglos, tres años, tres meses. MIRA, SIENTE, DISFRUTA. como hizo el abuelo con aquellas curvas…
8 días atrás, desde mi coche amarillo, me fijé en un abuelo, un hombre de aspecto ordenado que daba la merienda a sus nietos. De pronto pasó ante su banco una mujer esbelta y atractiva, con cabello frondoso y perfecto traje de chaqueta con falda. ¿Y qué hizo el abuelo? Mirar.
La siguió con ojos complacidos y respetuosos. La dama no se dio cuenta, iba a sus cosas, entregando su corazón a la pantalla del iPhone, pero los ojos, de un abuelo que renueva su ímpetu al verla, la acompañaron. Fue una escena curiosa, pero, si le han dejado al cuidado de los niños (tarea que no dudo le complace pero seguro le cansa) ¿Por qué iba a privarse de mirar?
¿Y Tú? ¿Estás dispuesto? . Deja el «palo» para el golf y abre los ojos. Por cierto, el Museo del Prado y la ONCE han puesto en marcha una inactiva para que las personas invidentes puedan acercarse al arte mediante el tacto. Esto sí es tener alma contemporánea.
Ahora que el artículo ha terminado te cuento que la escultura de la primera foto pertenece al artista australiano Ron Mueck. La referencia de la segunda foto alude a «La fuente» de Marcel Duchamp. Y respecto a la tercera foto ¿Quién no querría revisar La Meninas con el humor de Equipo Crónica? (atento a esta expo del Museo de Bellas Artes de Bilbao)
2 respuestas
Que felicidad poder acercarse al arte contemporaneo. A veces tan misterioso e incomprensible, otras tan cabreante y a menudo liberador y divertido. Recuerdo que en la Tate Modern podias hacer fotos con tu movil sin problema, aunque aun no iba nadie con palo. Quizas las nuevas tecnologias, el golf y el arte contemporaneo, son buenos amigos.