«Hasta aquí he llegado. No puedo ir más lejos. El proyecto existe»
¿A qué se refería Constant? Sigue leyendo y atrevámonos hoy a ser utópicos.
Siempre son cautivadoras las muestras donde las obras se expresan en un entorno argumental en el que la ubicación de las mismas en el espacio expositivo y la narración están armonizados. Y las exposiciones del Museo Reina Sofía suelen cumplir estos requisitos, pero concretamente «Constant. Nueva Babilonia» (hasta el 29 de febrero) reúne ese carácter lúdico- narrativo que demando en una exposición.
No conocía el proyecto de Constant, pero al finalizar el recorrido acabé rendido a su «Homo Ludens» y a su «Nueva Babilonia».
Fue en 1948 cuando Constant funda el grupo experimental (CoBrA) donde aboga por un arte nuevo, donde la creatividad infantil y la espontaneidad de las culturas primitivas forme el núcleo de su producción. En este periodo, se refleja en sus obras una clara influencia de Miró y de Picasso. Aunque también hay obras que me recuerdan a Basquiat aun siendo este bastante posterior, con lo que intuyo que el joven Jean-Michel pudo conocer el trabajo de Constant.
Pero el punto de inflexión en la obra de Constant es cuando conoce al arquitecto Aldo Van Eyck, quién fomenta su interés por las posibilidades de la arquitectura. Precisamente en «Espacio en color» explora la integración entre ambas disciplinas.
En 1956 en Alba, localidad del Piamonte italiano, diseña los planos de un campamento gitano ya que se siente atraído por sus costumbres y su vida nómada tan alejada del abigarrado mundo de la cultura de donde el artista procede.
Constant concibe para ellos un alojamiento colectivo a base de elementos móviles que pueden volver a montarse según las necesidades en cualquier parte del mundo. Innovador ¿Verdad?
En este periodo conoce a Guy Debord un «Situacionista» con el que va a desarrollar el «proyecto unitario», germen de lo que será su gran proyecto «Nueva Babilonia» en el que trabajó durante 20 años (1956-1974) y que va a ser la parte medular de su obra.
«Nueva Babilonia» está ligado a la necesidad de construir un mundo nuevo tras la segunda guerra mundial. Se trata de una ciudad del futuro sobre los escombros del viejo. Una ciudad habitada por el Homo Ludens, un nuevo hombre, aventurero y lúdico que investiga sus cualidades creativas y las explota. Tierra colectiva, trabajo automatizado, personas en libertad para fomentar el juego creativo, son algunas de la características que definen la vida en esta nueva ciudad. De este modo, el proyecto de Constant está considerado como la última gran utopía del arte europeo.
En los años 70, el propio artistas explicaba su proyecto con la frase que arrancamos este artículo: «Hasta aquí he llegado. No puedo ir más lejos. El proyecto existe, se halla a buen recaudo en un museo a la espera de tiempos más propicios, en los que vuelva a despertar el interés de los urbanistas»
El artista sigue creyendo en el proyecto, pero con el estallido de la guerra de Vietnam deja de pensar en su realización y así «el mundo real» (convulso y violento) penetra indefectiblemente en la utopía de Constant.
¿Por qué visitar esta muestra? Porque nos ofrece un espacio físico y mental para reflexionar sobre el mundo en que vivimos. Sobre cómo está construido y organizado y cómo todo esto influye en nuestro psiquismo. Pero la obra de Constant nos habla también del poder de la creación artística para transformar la realidad. El mundo podría «no ser como es», sino como nosotros lo creamos…Esta es pues la gran utopía del arte ¿No crees que vale la pena tenerla en cuenta?
Alberto Coronado. Especialista y crítico de arte.
Desde luego estimula la necesidad de plantarse si otro mundo es posible. Si es uns ingenua utopía o es que estamos demasiado descreídos; que sauna manía de esta sociedad posmedernista y relativista en que estamos sumergidos donde laso grandes valores y las grandes ideas parecen tan lejanas y oníricas