IN: Si desde el fondo camino hacia adelante percibo el frescor del ambiente matinal. Aunque parece que estoy lejos esta escena no tiene demasiada profundidad, no es cómo aquellos paisajes de Claudio de Lorena (s. XVII) ni tiene las perspectivas de Veronés (s. XVI).De hecho, estoy más cerca de los «desayunantes» de lo que parece. Para avanzar debo cruzar un riachuelo tranquilo. Por suerte tengo un bote, apenas esbozado por el pintor, pero me sirve para avanzar entre colores complementarios, (verdes, ocres y vainillas) en los que refracta una suave luz blanca que juega con mis ojos.
OUT: Édouard Manet, NO fue impresionista, pero SÍ fue el precursor de este nuevo lenguaje pictórico (que Claude Monet llevaría al extremo con sus estudios de la luz) En el s. XIX, Manet empieza a pintar con manchas aplicadas directamente sobre el lienzo (cómo hacían en la Escuela Veneciana Tiziano y Tintoretto en el s. XVI). Pero ante todo, Manet quiere ser un pintor de su tiempo, quiere ver el mundo y la imagen pictórica de forma nueva, así que rompe la supremacía del dibujo y empieza a componer a base de manchas de color y luz. También se desnuda de lo que entiende como la «tiranía de la perspectiva» y crea obras más planas pero de una modernidad visual que impacta.
«No pretendo pintar la naturaleza tal cómo es sino tal cómo yo la veo» …Piensa Manet
IN: En el río hay una mujer etérea que no se da cuenta de mi presencia dentro del cuadro. Está distraía, su belleza es serena y blanca y concentra en ella un fogonazo de luz que sale del agua y la envuelve. ¿Es real o es un sueño? ¿es mi musa? creo que más bien es la musa de los tres parisinos que veo al fondo y que enseguida os voy a presentar. Avanzo ya caminando entre árboles poco naturalistas, sombreados más bien en morados, cómo si el negro estuviese desapareciendo de la paleta del innovador Manet.
OUT: Manet no pintó «Le Déjeuner sur l´Herbe» al aire libre, es un cuadro de estudio. El artista no buscaba lo que en la naturaleza hay de conmovedor sino una manera osada de explicar una historia que pudiesen entender los parisinos de su época ¿Lo entendieron? Pues no todos, porque el cuadro fue tomado como una provocación carente de buen gusto.
«¿Qué signifca este espacio incongruente en el que los personajes parecen esta pegados con cola en un paisaje que nada tiene que ver con la realidad?, ¿Acaso Mesieur Manet no sabe medir las proporciones? ¿Ella desnuda y ellos vestido?» Dijo la crítica
IN: Ya les veo más de cerca, camino despacio para no asustarles. Vitorine Meurent está completamente desnuda, su cuerpo es pura luz, aunque Manet ha reflejado perfectamente las sinuosas formas de una mujer real, de las de aquel París. Por primera vez una mujer vulgar, y no una diosa, se desnuda como protagonista de un cuadro. A su lado dos burgueses, perfectamente vestidos y qué no parecen sentir estupor ante la desnudez de la joven. El caballero recostado explica algo, el otro escucha pero también deja volar su mente. Ella os mira a vosotros, espectadores, os mira con cierto descaro, orgullosa de ser el alma de esta pintura. A medida que me acerco huelo las frutas y el pan del desayuno que está en primer término y que se derrama para salirse de los límites del cuadro.
OUT: Tratando de no pisar la tela azul ni el cesto, doy un salto y vuelvo a la sala del Museo d´Orsay, por suerte no he perturbado la paz del cuadro, eso sí, un japonés me ha visto salir de la pintura…pero no creo que tenga valor para desvelar mi secreto. Esta obra de Manet se mostró en el Salón de los Rechazados tras ser excluida del Salón Oficial de París entre aspavientos y resoplidos de ambiente de Segundo Imperio (el de Eugenia de Montijo nuestra it girl favorita) Manet estaba contando una historia con un lenguaje nuevo pero nuestro artista, sabedor del peso de la historia, anclaba su transgresora obra a referencias de la tradición pictórica renacentista. Así, «Desayuno en la hierba» es hija rebelde del «Concierto campestre» de Tiziano y en «La tempestad» de Giorgione. Manet hará homenjes pictóricos a dos de sus artistas más admirados, Velázquez y Goya. Al primero a través de su obra «El Pífano» y a Goya con «El balcón» . Innovar con una base de tradición es realmente rupturista, porque en el arte, como en la vida, TODO procede de algo y nos lleva a alguna parte. (Gracias amigos, en breve un nuevo episodio de FaroInArt)
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4 respuestas
Se me ha hecho corto!!
Nada de corsets, mi método y mi visión. Una evolución natural y poco revolucionaria. Era necesario ante la asfixia académica no?