Si Caravaggio estuviese vivo tendría 443 años, y aunque amaba tanto los pinceles como «los peligros», no creo que tuviese ánimo de acometer nuevas obras. Sin embargo, en estos días de arte pixelado, podemos encontrar la mano del genio barroco en las obras de Roberto Ferri y Norbert Bisky, empecemos por el segundo.
Norbert Bisky (en la galería Espacio Mínimo hasta el 8 de noviembre)
¿Es Bisky el paladín de un nuevo realismo? Su obra refleja la lucha intelectual y física en las calles del mundo. Norbert explora cómo se comporta el ser humano en momentos de confusión y violencia como son las revueltas urbanas, esas que parecen un decorado de los telediarios pero que visten de cruda realidad la piel de otros. El artista pone el foco en los protagonistas anónimos, héroes que huelen a asfalto cuyos ideales defienden desde el movimiento, el grito o la sangre. Las imágenes de Bisky desgarran colores brillantes. En ellas el cuerpo humano narra una tragedia que el espectador no será capaz de detener.
Caravaggio plasmó momentos concretos y aunque en la mayoría de su obra trató temas religiosos, las escenas que nos presentan parecen estar sucediendo dos calles más allá (los escenarios son Roma, su Roma) El naturalismo en el retrato de personajes y su colosal tratamiento de luces dirigidas dan lugar a imágenes más propias de un fotógrafo de la Agencia Magnum que de un manipulador de óleo.
Entre Bisky y Caravaggio hay un vínculo físico y sentimental. Para ambos la musculatura , la gesticulación, los scorzos son un lenguaje para transmitir emociones reales. Emociones que tú y yo podemos sentir. ¿En quién se inspiran? en modelos reales. ¿Y la luz? Mientras Caravaggio juega con los sentidos a través del tenebrismo (fuertes contraste de luz y oscuridad) Norbert Bisky pide gafas ahumadas para contemplar sus obras, la mayoría hiperiluminadas, como si dentro del cuadro encediesen lacónicas luces blancas de pasillos de hospital que encapsulan la realidad. Desde que los crímenes de Caravaggio, que por cierto, solía atacar por la espalda, pusieron precio a su cabeza, el artista endureció su pintura, tanto en técnica tenebrista como en temática, como refleja su rotundo «David con la cabeza de Goliat ¿Sabias que la cabeza del gigante es en realidad un autorretrato de Caravaggio? que aun chorreando sangre, sigue vivo.
Roberto Ferri, (hijo del 78) Aquí la posesión se instala directamente en el pincel. Ferri cultiva con maestría la técnica del claroscuro con una meticulosa representación del cuerpo humano en poses que recuperan el clasicismo del que también bebió Caravaggio. Resulta un tanto estremecedora su obra basada en metamorfosis. Cuerpos humanos que se transforman para convertirse en mitos (como de mujer a sirena) pero en ellas no sólo se transforma el cuerpo, sino el alma. Ferri ya ha triunfado en Italia y Europa y apuesto que está a punto de conquistar el ojo americano. Se desconoce la tumba de Caravaggio, recientes investigaciones sitúan sus resto en Porto Ercole (Grosseto) sin embargo, huesos y polvo ya nada nos contarán del convulso artista…prefiero quedarme con el milagro de sus dos reencarnaciones, cómo si el siglo XXI le hubiese dicho «Levántate y ¡pinta!»
3 respuestas
¡Enhorabuena!.Me parece un buen articulo, muy interesante
Bravo!, como siempre unas relaciones íntertemporales totalmente verosímiles. Caravaggio sigue fascinando. Gracias por el descubrimiento de Bisky y Ferri!!!