Seguimos explorando Nueva York a través de su arte. Cómo narraba el primer artículo de esta serie , el faro se vio envuelto en un inquietante asesinato. El primer artículo nos dejaba esta pista con nombre de mujer:
¿Quieres involucrarte en el asunto? ¿O te apeas aquí? …Como intuyo que quieres llegar al fondo, aquí despliego otros 3 capítulos y la segunda pista, en el siguiente y último artículo resolveremos el misterio. Así que estás a un paso de saber qué pasó en la habitación belga. ¿Te atreverás a entrar?
Capítulo cuarto: Dos Autorretratos, ni una foto:
The Frick Collection no permite fotografiar sus obras. Personalmente, agradezco a los museos que sí lo permiten, ya que facilita mi trabajo periodístico, pero, reconozco que esta insólita prohibición convierte a este museo en un remanso de paz. Los visitantes transitan tranquilos por los salones del palacete y la experiencia de visita es sencillamente maravillosa.
Me gusta sentarme en su jardín interior. En el momento de esta foto, pensaba en la alegría de haber cruzado el charco de nuevo para refrescar mis ideas y sensaciones. Cada vez son más las personas que disfrutan el arte en directo con las Visitas Guiadas en Madrid, y este faro trabaja e innova para mejora estas experiencia, para hacerlas más vivas y valiosas. Cada exploración, cada viaje, cada proyecto, cada colaboración con profesionales del arte, curten al faro para ofrecerte las mejores experiencias.
Sigamos paseando la mirada con absoluto placer. The Frick Collection alberga preciosos Rembrandt, como «El jinete polaco» y retratos ingleses del s XVIII, Tomás Moro y Crownwell del alemán Hans Holbein. Precisamente, en las Visitas Guiadas a nuestro Museo Thyssen solemos explorar un retrato de Holbein. Se trata del mismísimo Henrique VIII. También nos detenemos en la serena belleza del retrato de su primera esposa, la española Catalina de Aragón, pintada sobre un precioso fondo azul por Juan de Flandes.
Saludamos al «El turco», Jean Etien Loitard, como a una exótica rareza. A Antonio van Dyck a Vermeer, dándonos esa maravillosa espalda, francamente, parece una fotografía. La colección incluye también retratos de Goya y de Velázquez (El faro siempre saca sus propias fotos pero en el caso de The Frick Collection son de archivo, menos la de Ingres, sacada al vuelo desde el jardín hacia dentro,en el lienzo se refleja el exterior)
En esta visita conocí de cerca los dos únicos autorretratos de Murillo. Vamos a dedicarles una mirada antes de encaminarnos hacia bizarro escenario del crimen.
La iconografía de cada autoretrato nos explica cómo se veía a sí mismo el artista cuando los pintó. En el primero, en torno a 1650, Murillo se pinta dentro de un marco de piedra a modo de marco dentro del propio cuadro. Aparece muy elegante con su golilla, se muestras más como un rico caballero que como un artista. (este pertenece al Museo del Prado)
Más adelante, en 1663 Murillo se retrata por segunda y última vez . Tiene 50 años, ha quedado viudo y escribe en la obra una dedicatoria para sus hijos. Aquí sí aparecen los instrumentos del pintor dentro del lienzo. Murillo está dentro de un marco más clásico, creando de nuevo la ilusión de un retrato dentro de otro.
Ellas sonríen, y eso lo que vale– En la pequeña sala de exposiciones temporales, esta vez forrada en seda púrpura, me encuentro con «Dos mujeres en la ventana» un retazo de realidad que juega con la ternura para mostrarnos un instante en un burdel, …porque hay ternura en todas partes, incluso en los llamados «bajos fondos» ¿No crees?
Capitulo quinto- Música en mi cabeza – mientras me movía por la ciudad sonaba en mi cabeza «Valley winter song» de Fountains of Wayne, de la que rescato esta estrofa:
«Remember New York / Staring outside/ As reckless winter made its way
From Staten Island to the Upper West Side/ Whiting out our streets along the way»
(«Recuerda Nueva York/ Mirando afuera, de cómo el invierno imprudente hizo su camino
De Staten Island al Upper West Side/ Dejando atrás nuestras calles en el camino»)
El Upper West Side, zona norte de la isla de Manhattan era el hogar del faro, y a pesar del frío, hubo viaje en ferry a Staten Island. La isla es interesante por sus barrios que preludian una película clásica, por sus elegantes casas, algunas con jardines muy descuidados, y sus contrastes con la moderna arquitectura, la de más rabiosa actualidad en cristal y maderas resistentes a la humedad y aquella que fue tildada de «atrevida» en los años ´70.
Capítulo sexto– Hacia la habitación belga – Se anuncia un asesinato
Sabía que ciertas intrigas se cernían sobre él, pero no esperaba el faro verse envuelto en tan escabroso escenario.
Sucedió en el MOMA, aunque llegué temprano, el museo parecía temblar como un flan demasiado alto. Como conozco bien sus salas, busqué la senda de los menos vistos, aquellas obras que aún podía contemplar con cierta libertad de movimiento.
No hay flores en este Georgia O´Keeffe. Cuando te has habituado a la obra de un autor, buscas sus símbolos en toda su trayectoria, en definitiva, lo que parece su identidad, pero, ya sabemos que incluso la identidad puede cambiar con el tiempo. Eso es experimentación.
Georgia pintó esta obra en 1977, cuando ya había conocido a Juan Hamilton, más de 50 años más joven que ella. La artista, con 86, tenía problemas de vista pero no de inspiración. De la verdadera relación que tuvieron, a raíz de presentarse él en su casa para pedirle trabajo, quedan leyendas o certezas, quién sabe. Lo cierto es que la artista le dejó gran parte de su herencia, y sus legítimos herederos alegaron que el tal Juan modificó sus últimas voluntades a base de íntimas pinceladas… Antes Georgia estuvo casada con Alfred Stieglitz, fotógrafo que la retrató con el consiguiente escándalo, ella estaba desnuda y él aún casado con su primera mujer.
Lejos de esas historias, Georgia O´Keeffe fue una mujer de felino poder de atracción y su pintura goza de un inconfundible halo de elegancia; en su flores, en sus paisajes y en sus excelentes abstracciones.
Observa ahora qué curioso este retrato de Jacob Meyer. Paul Gauguin retrató a su querido amigo, un pintor alemán, en la clásica pose se pensador. Pero, parece un pensador inquieto ¿Verdad? Se ve en su frente, en la expresión de sus ojos, y se marca por la violenta diagonal. Paul Gauguin lo pintó en 1889 para colgarlo junto a un autorretrato suyo en Le Pouldu, una villa en Francia en la que pasó un tiempo con su amigo pintando y filosofando, pero más pintando, porque Gauguin era hombre de acción.
Hablando de acción, ¿Recuerdas lo que es conducir por la noche, a lo largo de la carretera? Yo solo lo hago en verano, en invierno no me gusta, pero en verano, vuelvo tarde por la noche, bajo la ventanilla y si tengo que parar a por gasolina lo hago tranquilamente, cada camino del arte del siglo XX encierra una historia pintada por nuestro Edward Hopper.
Y entonces lo vi, inevitablemente su luz me atrajo.
Es el primo metafísico del faro, es el complejo y excelente Giorgio de Chirrido.
En esa pintura que añora y ansía la eternidad. Giorgio de Chirico recupera iconos de la pintura clásica italiana con un estilo plano, moderno, sintético y algo geométrico propio de las Vanguardias de principios del siglo XX.
En sus paisajes inertes y tensos, de Chirico abre ventanas a un mundo entre lo natural y lo artificial, donde en directo, se aprecia perfectamente que la técnica, muy limpia y cuidada, está completamente al servicio de la narrativa del cuadro, creando tensión infinita. Lo miras, lo remiras y lo quieres volver a mirar como tratando de resolver algo pero sin saber muy bien qué.
Personalmente, me evoca a momentos en los que buscas reencontrar lo visto, lo ya vivido, lo que te ha marcado, que se repite en tu vida, y por tanto es parte de ti. Por eso lo consideras infinito, porque te hace un poco más trascendente.
Nos encaminamos hacia nuestro crimen. La Segunda pista es el faro de Giorgio de Chirico.
Entonces llegué. Me invitaba a entrar, desafiando mi relación dual con el misterio; lo que me atrae y lo que intimida.
La habitación belga nos espera en el próximo y último capítulo de esta serie para que descubramos su misterio artístico y humano. (*de momento te dejo dos detalles de la escena del crimen, por si quieres ir investigando por tu cuenta)
Te adelanto que este es un enigma que surge de lo más cotidiano, de lo tangible, de aquello que nos rodea y que creemos conocer…