Si Zurbarán vistió el sentimiento religioso del siglo XVII nosotros podemos desvestir su pintura Es curioso como para comprender la obra este coetáneo de Velázquez podríamos empezar por hablar de Picasso, porque precisamente el Cubismo se sintió atraído por el lenguaje sobrio y esquemático que caracteriza las figuras humanas de Zurbarán. ¿Qué logra el maestro de Sevilla con esta esquematización? Nitidez en el mensaje. Esta simplificación geométrica unida a sus fondos lisos consigue fusionar el mensaje espiritual de sus escenas religiosas con un realismo capaz de empatizar con el espectador al primer golpe de vista.
¿Son Santas o son damas? Lo cierto es que Zurbarán convierte la divinidad en humanidad sin restar un ápice de peso específico a sus figuras. Pero ¿Cómo aterrizar la santidad en las calles de Sevilla? Uno de los recursos que Zurbarán maneja a la perfección es la volumetría de los paños, de su infancia entre telas se trajo el recuerdo del tacto de la seda, de los tejidos adamascados, de las puntillas. Un crisol de colores y texturas que dieron alma, huesos y aliento a los personajes de sus retratos.
De las obras que componen esta exposición destaca la impactante simplicidad y elegante misterio de San Francisco de Asís en su tumba y el realismo de San Pedro. Y ¿Qué decir de Santa Casilda o Santa Marina? Que podrían ser una crónica de la moda de la época.
Desde que se instaló en Sevilla, Zurbarán y su prolífico taller tuvieron en las órdenes religiosas de la ciudad su mejor cliente. De ellas recibieron multitud de encargos, entre los que destacan los tres cuadros para los Cartujos de Sevilla ilustrando la fundación de su orden y su devoción a la Virgen de las Cuevas, (tres obras que hoy se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Sevilla)
Si alguien plasmó con renovado enfoque el ambiente y sentir religioso fue Zurbarán, su mirada, ajena a la corriente Barroca de su tiempo, trasladó al lienzo el silencio y la quietud de la vida monástica y el tiempo que se detiene cuando uno deja atrás el bullicio. Pero ¿Significa esto que sus imágenes están desapegadas de lo cotidiano? Precisamente aquí reside su grandiosa contradicción. Los retratos religioso de Zurbarán contienen el reflejo de un estado espiritual pero experimentado aquí, en la tierra.
Como explica el faro al comienzo de este artículo, Zurbarán no utiliza los recursos característicos del Barroco, tales como el dramatismo, el movimiento basado en escorzos o la exacerbación de los sentimientos. En sus cuadros no hay movimiento pero sí hay vida. Zurbarán consigue que sus personajes respiren gracias a su dominio de la luz y las texturas.
Pero nadie es perfecto, ¿Tenía Zurbarán un problema a la hora de plasmar la perspectiva espacial? La ciencia moderna aplicada al estudio de la pintura ha desvelado que en algunas de sus obras, Zurbarán tapó con cortinajes estructuras que parece que no estaban bien resueltas, sin embargo, esto no impidió que se convirtiese en uno de los artistas más valorados de su tiempo, tanto en España como en Europa y América.
Y por cierto, ¿Quieres un truco para reconocer un Zurbarán? casi siempre que hay estructuras, columnas o pilastras las encontrarás a contraluz, es decir, en negro.
Aunque arrancó su carrera con influencias de Caravaggio en el uso del claroscuro, en sus obras de madurez transita hacia escenas de iluminación más suave. Esta evolución hacia una refinada dulzura se plasma en obras como la «Adoración de los Magos».
El recorrido que plantea el Thyssen, con el mecenazgo de Japan Tobacco Internacional, nos da la oportunidad de contemplar obras poco conocidas y recién restauradas, además de naturalezas muertas que desvelan la maestría de Zurbarán dando cálida vida a lo inerte. También se exponen obras de su taller y de su propio hijo.
Pero en mi opinión, lo increíble de su obra, sobre todo de la religiosa, es que compartas o no ese sentimiento, la forma en que Zurbarán lo muestra, siempre te conmueve.
(Tras exponerse en Madrid, esta muestra viajará al Museum Kunstpalast de Düsseldorf donde permanecerá desde el 10 de octubre hasta el 31 de enero de 2016)
Muy afinada y sentida aproximación a nuetro maravilloso y muy moderno Zurbarán.
Muchas Gracias
Los personajes de Zurbarán, al contrario que los de Murillo que se construyen a base de color, se posicionan dentro del espacio del cuadro a través de la volumetría. Parecen salirse del lienzo para introducirse en la realidad. Y los blancos de los hábitos monacales son de una maestría incuestionable. Con todo me quedo con sus minimalistas bodegones tan admirados por los cubistas y por Dalí.
Un saludo